Aquí está mi cuerpo
Tapado por la húmeda tierra del cuartel.
Cuando pienso si sirvió de algo bancar la paliza,
veo que no importa lo que confesara,
el tema era hacerme sufrir.
Lo peor, no fueron los golpes.
Es sentir aquí y ahora,
entre la tierra húmeda y mi ropa que se pudrió,
que aún me buscan, me sufren y me extrañan.
Morir sin avisar, no sólo es un castigo para mí,
es una tortura prolongada,
infinita para los que me buscan,
me lloran esperando el milagro,
que no es milagro.
Es y será justicia y verdad.
C.S.