"Mujer, te he visto cabalgar sobre una vara de cerca con el pelo suelto, envuelta en piel, en la hora precisa en que la noche y el día se igualan."
Hace años,
cuando era joven y sin astucia,
mi corazón acogía con entusiasmo
aquellas grandes Verdades.
Después el tiempo se convirtió
en mi maestro.
El entusiasmo fué dejando paso
a un delicado equilibrio
entre lo evidente y la mentira.
¡Nadie sale indemne!.
Hoy, reservo la poca sabiduría adquirida
para no engañarme,
para no ser Verdad.
Anónimo.