De tí sólo me quedan
unos calcetines pro-remiendos,
la sed de un amor que no ha calado
y el alma de morados de tus golpes.
No anuncio otro final anticipado,
tan sólo el apagarse de una llama
que me ha quemado lenta cada poro.
Caeré en los cristales de tu abrazo
tropezando con cenizas de recuerdos.
Pero no quedan minas que explotar en tu campo
ni miembros que amputarle a mi memoria.
Pilar Martínez Carrasco.